Bienaventurados Los Que Lloran
- pandevidamcallen
- 14 jun 2021
- 4 Min. de lectura
Recordemos que las bienaventuranzas atentan contra la lógica humana, contra el pensamiento del mundo. El mundo nos dice: “que son dichosos los hombres de éxito, los famosos, los ricos, los poderosos, pero el mensaje de Jesús es diametralmente opuesto a esta idea. Jesús les dijo: “Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación” Mateo 5.4

Tuvo que haber sido un golpe fuerte a la lógica humana de aquella multitud que escuchaba a Jesús, porque este versículo suena contradictorio. Inclusive es casi contrario a la naturaleza humana. Porque el hombre busca la felicidad sin dolor, el éxito sin sufrimiento, trata de alcanzar la satisfacción sin ningún tipo de angustia; Inclusive a nosotros los hombres se nos dice desde pequeños que: “Los hombres no lloran”. Pero, ¿A que se estaba refiriendo el Señor con tener que llorar? ¿Qué tipo de lagrimas son las que recibirán consolación de parte de Dios?
El Señor evidentemente no se estaba refiriendo a ese llanto natural y generalizado que una persona experimenta por sufrir. Jesús no hace referencia a esas lagrimas causadas por un dolor físico. Ni mucho menos se esta refiriendo a aquellas lagrimas que son producidas por ver una escena conmovedora en una película o en la televisión. Mateo utiliza en este versículo el termino griego más fuerte de todas las Escrituras cuando escribió la palabra “lloran”. Y significa: un lamento apasionado, da a entender la tristeza de un corazón afligido, el dolor del alma, la angustia del corazón.Y si tomamos esta bienaventuranza en su contexto exacto, comprenderemos de inmediato que se trata de un dolor profundo por causa del pecado. Leer 2 Corintios 7.10. Pablo dice: hay un pesar, una pena o tristeza que Dios esta buscando, que a Dios le agrada. Es una tristeza que conduce a un sincero arrepentimiento que produce salvación. Este arrepentimiento produce un inmenso gozo por el perdón de Dios”
La primera bienaventuranza es saber que ustedes y yo nos encontrábamos en bancarrota espiritual, esa es la parte intelectual, pero ahora pasamos al área de las emociones; al saber su condición: llora por esa miseria espiritual. Podemos tomar una pausa y preguntarnos: ¿Conoces tu esa clase de tristeza? ¿Has experimentado ese tipo de dolor? ¿Cuándo cometes un pecado, ese pecado te produce dolor al punto de derramar lagrimas?
Y es que el Señor en esta segunda bienaventuranza nos esta advirtiendo de un peligro que muy fácilmente podemos caer, y es: el peligro de sentirnos satisfechos con nosotros mismos a tal punto que no vemos la necesidad de arrepentirnos y de rendirle cuentas a Dios.
El error de pensar que se puede postergar y minimizar el confesar nuestra pecaminosidad por el simple hecho de que todo esta marchando bien en nuestra vida: el negocio esta bien, el trabajo también, la relación familiar esta sobre ruedas por lo tanto no vemos una necesidad de acercarnos a Dios. Pero al asumir esta actitud será muy peligrosa, porque puede ser que mañana sea demasiado tarde. El peligro es que no tenemos el control sobre los días, las horas, y las oportunidades para arrepentirnos se pueden escapar y tristemente te despertaras en un lugar donde el común denominador es el sufrimiento.Muchas de las personas que están en el infierno, están allí, porque creyeron que se podían arrepentir en el último instante, pero se llevaron la sorpresa que la muerte les llegó primero. Leer Hebreos 9.27
Una ilustración de este peligro lo encontramos en: Lucas 7:36-39 Y nos preguntamos: ¿Por qué el fariseo fue tan duro?: Porque no cabe duda que es más sencillo señalar el pecado ajeno, que ver el nuestro. Es fácil señalar, acusar, condenar que confesar nuestra culpabilidad porque sin lugar a dudas que eso trae un alivio a nuestra propia pecaminosidad. Hay una frase que dice: “es mas fácil hacer leña del árbol caído”
Pero hay algo más en Mateo 5.4 que no podemos pasar por alto, Cristo no dice aquí, “bienaventurados los que han llorado”, Cristo dice: “bienaventurados los que lloran” no los que lloraron el día de su conversión, sino los que lloran en un presente continuo. Por lo tanto esta es una característica que acompañará a los discípulos de hoy hasta que estemos frente a frente con Jesús, la pregunta es ¿Por qué causa lloran los cristianos? Porque sabemos que todavía somos vencidos en ocasiones por el pecado, porque sabemos que aunque no practicamos el pecado, aun así comentemos diariamente pecados de omisión y comisión, y he aquí una gran diferencia entre el religioso y el verdadero discípulo. El religioso vive encubriendo su pecado, el discípulo llora por su pecado; El religioso busca excusas y justifica su pecado, el discípulo llora cuando percibe que en su corazón hay pecado y ese pecado lo esta distanciando de su comunión con Dios.
¿Cuál es el desafío de esta predicación del ayer para discípulos de hoy?
1. El pecado no es una diversión:
Aunque el pecado te prometa satisfacción, siempre te traerá: miseria, frustración y desesperanza. Pero la peor consecuencia es que el pecado condena al alma no redimida al infierno, y a una eternidad lejos de Dios. Leer Apocalipsis 21.7-8
2. Necesitas Arrepentirte:
Arrepentirse significa: cambiar de manera de pensar, arrepentirse es ir caminando hacia un lado y dar un giro de 180 grados y tomar una dirección totalmente opuesta a la que se estaba llevando.
3. No te confíes de que estas libre ante cualquier posibilidad de caer.
Es por ello que Pablo nos recuerda: “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga” 1 Corintios 10.12
4. El único lugar donde usted puede asegurar su destino eterno es aquí en la tierra.
¿Qué tan cerca te encuentras de Jesús en este día? ¿has permitido que el pecado se interponga con los propósitos que Dios tiene para ti?
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