EL PROPOSITO DE LA LEY

Permítanme les hago una pregunta: ¿Cómo sería nuestra sociedad sin la ley de los hombres, ni la ley de Dios? Sin duda que sería una sociedad sumida en el caos más profundo. Porque a lo largo de la historia, el ser humano a dado rienda suelta a sus más oscuros y pecaminosos deseos. Ese es el argumento que Pablo nos presenta a lo largo de este capítulo 3 de Gálatas. Pablo nos dice: ¿Para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones”. (v.19a.)

Desde el momento en que Adán y Eva pecaron, a partir de ese momento se desato a gran escala el pecado; Y progresivamente el pecado comenzó a incrementar hasta llegar a los niveles que hoy todos conocemos. Desde el Genesis, el pecado creció cada vez más y más al punto que no solo fue necesario para Dios destruir todo lo creado por medio del Diluvio Universal, sino que por medio de Moisés nos dio la ley contenida en los Diez Mandamientos.

Pero, ¿Por qué es tan importante esta ley?: Porque la ley refleja y nos muestra el carácter Santo de Dios y la voluntad Santa de Dios.   Y si la ley es un reflejo del carácter Santo de Dios, que nos muestra cual es la voluntad de ese Dios Santo; Entonces, cada vez que yo cometo un pecado, estoy violentando no simplemente un decreto, una ley, una ordenanza, yo estoy violando el carácter Santo de Dios, yo estoy actuando en franca oposición a la voluntad de Dios para mi vida.  Si alguien tenía bien claro este concepto, ese fue David. Leer Salmos 51.3-5.

Entonces, ¿Cuál es el propósito de la ley?

1. Nos despierta a la necesidad de Cristo:

“De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo”.  Gálatas 3.24-25. Un ayo en la roma antigua era en esencia un tipo de mentor, como un tutor empleado por algunas familias de cierto nivel económico, que lo contrataban específicamente para el cuidado, la guía y la instrucción de los hijos hasta la adolescencia. Y Pablo usa esta comparación del ayo con la ley. La ley cuyo propósito era proteger, cuidar, instruir hasta que Cristo llegará; Así que la ley de Dios era en esencia buena, favorable para el hombre y estaba diseñada para nuestro bien.

Y esto es muy clave que nosotros lo entendamos porque algunas personas ven la ley de Dios como una barrera para precisamente para venir a Dios, para acercarse a Dios.

Algunas personas consideran que la ley de Dios es prueba de que tenemos un Dios que esta airado, de un Dios que está listo para castigar y condenar a los infractores de la ley. !Pero que lejos están del verdadero propósito y esencia de la ley de Dios! Porque cuando el pueblo hebreo recibe la ley de Dios y esta comienza a ser enseñada; Pasada de padres a hijos, de generación a generación, ellos nunca tomaron la ley de Dios como algo difícil, o como una carga pesada para cumplir, todo lo contrario. Para ellos era una demostración del amor, la fidelidad y el cuidado de Dios.  Leer: Salmos 119.97.

¿Por qué David dice que ama la ley de Dios? Él dice: “Me hace más sabio que mis enemigos, porque siempre está conmigo. Sí, tengo más entendimiento que mis maestros, porque siempre medito en tus normas. Soy más sabio que los ancianos, porque he obedecido tus mandamientos”. Salmos 119.97-100.

Pero hay algo más que David pudo comprender: “Que el problema NO radica en la ley, el problema no se encuentra en que si la ley es muy estricta o exigente, el problema somos nosotros. Por eso David pide a Dios entendimiento: Leer Salmos 119.34.

Por lo tanto, la ley de Dios es para todos: Para el académico, para los sencillos; para el rico, para el pobre; para el hombre y la mujer; La ley de Dios es necesaria para todos. “Los mandamientos del Señor son rectos; traen alegría al corazón. Los mandatos del Señor son claros; dan buena percepción para vivir”. Salmos 19.8. (NTV).

Yo te pregunto: ¿Quién de nosotros no anhela tener bienestar, tener paz y felicidad? Creo que todos los que estamos aquí, anhelamos bienestar, paz y felicidad. Noten que David entendió que el bienestar, la paz y la felicidad provienen de Dios y que en la medida en que nosotros nos mantengamos apegados a los mandamientos del Señor eso será una realidad en nuestras vidas. “Mucha paz tienen los que aman Tu ley, Y nada los hace tropezar”. Salmos 119.165 (NBLA).

Ustedes conocen a muchas personas que para avanzar, para progresar en esta vida tienen que tranzar, tienen que mentir, para progresar tienen que pasar sobre la dignidad de las personas, para obtener lo que desean tienen que defraudar, tienen que robar, tienen que engañar.  Pero quien tiene la Ley de Dios como norma de vida, como prioridad de vida, aunque vivamos en un mundo corrupto, aunque el sistema de esta sociedad este corrompido, podemos andar confiados porque “Mucha paz tienen los que aman Tu ley, Y nada los hace tropezar”.

Y ahora cerrando este capítulo 3, Pablo después de mostrarnos la temporalidad de la ley, el propósito de la ley y los beneficios de la ley, Pablo nos dirige a Cristo: Leer Gálatas 3.26-27.

Ese bautismo es el que todos recibimos cuando vinimos a Cristo en arrepentimiento y fe, y nacimos de nuevo, y el Espíritu Santo viene a nosotros, nos sella y hace su morada en nosotros.  Por eso Pablo dice que ahora nosotros somos hijos de Dios por medio de Cristo.

En teología se conoce como: nuestra unión con Cristo. Tal vez esta es una de las doctrinas más hermosas de la biblia porque nos enseña que todo lo que hizo Cristo, puede ser cargado a nuestra cuenta para nuestro bien. Por ejemplo:

• Cristo cumplió la ley, Dios te justifica a ti por eso;

• Cristo pagó por nuestros pecados, nuestros pecados fueron cancelados;

• Cristo resucito en victoria, nosotros tenemos esa victoria;

• Cristo está sentado a la derecha del Padre, nosotros estaremos sentados en los lugares celestiales con Cristo.

Y en esa unión con Cristo la palabra de Dios nos dice que no hay condenación para los que están en Cristo: Leer Romanos 8:1 Así mismo en nuestra unión con Cristo nosotros estamos: “muertos al poder del pecado y vivos para Dios por medio de Cristo Jesús”. Romanos 6.11;  En nuestra unión con Cristo nosotros tenemos una herencia. Leer Efesios 1.11

En nuestra unión con Cristo nosotros somos elegidos, llamados, adoptados, salvados, perdonados, redimidos, somos nuevas criaturas, santificados, justificado, tengo vida eterna, su amor nunca falla, nunca cambia, nunca se termina; soy más que vencedor, soy sellado con el Espíritu Santo de Dios;

Y entonces, al estar ahora en Cristo el apóstol nos muestra nuestra verdadera identidad en Cristo. Leer Gálatas 3.28-29.

Con este versículo Pablo nos muestra lo importante que es para Dios la unidad de su iglesia. Y menciona tres áreas donde históricamente se han producido división:

1. Conflicto racial: Ya no importa si eres judío o griego;

2. El Estatus Financiero: esclavo o libre;

3. La superioridad de género: hombre o mujer.

¿Qué nos dice Pablo? Que en Cristo todos somos aceptados, amados, recibidos y todos somos uno. Así que nosotros aquí en Pan de Vida debemos de ser una iglesia que NO discrimine a las personas por su apariencia física; Que no discrimine a las personas por su forma de hablar, ni mucho menos por su condición de necesidad espiritual.  

Nosotros aquí en Pan de Vida debemos de trabajar y ser propositivos en fomentar la unidad; Porque lo que el apóstol nos dice es que la dignidad de una persona no se mide por: El lugar de nacimiento, o cuánto dinero posee en el banco, ni mucho menos si es hombre o mujer;  

Usted aquí no vale más porque tenga muchos ceros en su cuenta bancaria o vale menos porque su saldo bancario no sea a su favor.  Usted vale porque usted ha sido comprado por la sangre que Cristo derramo en la Cruz por todos nosotros. “Y si están unidos a Cristo, entonces son miembros de la gran familia de Abraham, y tienen derecho a recibir las promesas que Dios le hizo”. (v.29)

PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR

1. ¿Porque Dios nos dio la ley?:

2. ¿Cual es el Propósito de la ley?:

3. ¿Porque la ley nos conduce a Cristo?: 

4. ¿Has visto los resultado de obedecer la ley en tú vida:

5. ¿Cual piensas que sea el mayor beneficio de nuestra unión con Cristo: