Fe Que Agrada A Dios
- pandevidamcallen
- hace 1 día
- 6 Min. de lectura

Santiago está verdaderamente preocupado por su iglesia porque habían muchos que decían ser cristianos, pero que vivían una vida como si no lo fueran. Y Santiago no fue el único que denunció esta situación. Juan el Bautista llamó a los lideres religiosos de su época a que dieran: “frutos dignos de arrepentimiento”. Mateo 3.8; Cristo también condenó esta misma situación: “Porque ellos mismos no hacen lo que dicen que se debe hacer”; “¡Y luego se dedican a hacer obras de caridad para que los demás los vean!” Mateo 23.4-5; “¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, porque ni entran al reino de los cielos ni dejan entrar a nadie!”. (v.13). Y esto es un tema muy importante porque la verdadera fe no solo consiste en lo que Dios hizo por ti, se trata también del impacto que esa fe tiene a través de ti. Escucha como Cristo lo dice:
“¡Así dejen ustedes brillar su luz ante toda la gente! ¡Que las buenas obras que ustedes realicen brillen de tal manera que la gente adore al Padre celestial!”. Mateo 5.14-16.
Jesús dice: “Donde vivan, trabajen, donde estudien, donde socialicen, en el lugar que estén deben mostrar sus obras porque vosotros sois la única luz que puede iluminar a este mundo que vive en oscuridad y en tinieblas”. Aquí tenemos que hacer una pausa y preguntarnos: ¿Los que están allá afuera pueden percibir que tu carácter, tus decisiones, tu vida entera esta en armonía con el Cristo que dices seguir? El desafío para todos nosotros es que los que no conocen a Jesús pueden ver esa luz en la forma que reaccionas cuando alguien te ofende, en la manera en que tratas a tu familia, en la forma en que tú haces negocio, etc. Escucha como el apóstol Pedro nos dice lo mismo:
“Asegúrense de actuar apropiadamente cuando estén en compañía de quienes no son cristianos, para que incluso si los acusaran de hacer lo malo, ellos puedan ver sus buenas obras y glorifiquen a Dios cuando venga” 1 Pedro 2.12 (VBL).
Y Pedro nos dice que debemos mantener una conducta ejemplar para testimonio de quienes no son cristianos. Pastor que bueno que mencionas la palabra testimonio porque tengo una pregunta: ¿Qué significa dar buen testimonio? Para algunos, buen testimonio es no tatuarse, no ponerse pantalones ajustados el domingo, decir amen fuertemente cada vez que el predicador dice una verdad, no ir a determinados sitios y lo típico: no beber alcohol y no fumar. Sin embargo, dar un buen testimonio es mucho más que eso, es un asunto de manifestar un carácter que es moldeado y definido por la Palabra de Dios. En el estudio anterior mirábamos lo importante que es hacer un diagnóstico de nuestro corazón, y hoy vamos a analizar:
La Excusa de una fe sin obras:
Santiago es directo y dice: “Por mucho que insistas en que tienes una gran fe, si la fe no se manifiesta en tu manera de vivir, en tus frutos, en tus obras, tu fe no sirve para nada”.
“Ahora bien, alguien podría argumentar: Algunas personas tienen fe; otras, buenas acciones”. Santiago 2.18 (NTV).
Santiago nos dice que no se puede intentar separar la fe de las obras. Lamentablemente muchos cristianos piensan que sí es posible y se excusan de esta manera diciendo: “Yo creo en el Dios correcto, en la biblia correcta, en el Cristo correcto, me congrego en el lugar correcto, pero eso de ayudar a los pobres, ayudar al hermano, salir a evangelizar, hacer misiones, es para alguien que sí puede hacerlo, para alguien que tiene el tiempo, que tiene ese llamado de Dios”. Leer Santiago 2.16-17
Y Santiago nos da tres argumentos:
A. Es Imposible Que Exista Una Fe Sin Obras:
“Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras”. (v.18) Un buen ejemplo de lo que Santiago nos dice, lo vemos en la conversión de Zaqueo:
“He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado” Lucas 19:8.
El desafío que nos da Santiago es hacer visible la fe.
B. Es posible tener una fe nivel demonio:
“Tú crees que hay un solo Dios. ¡Qué bien! Pero también los demonios lo creen, y tiemblan” Santiago 2.19 (NBV).
Yo creo que este argumento nos tiene que poner a temblar. Porque si yo me conformo simplemente con una fe que doctrinalmente es correcta, pero que se queda en el plano de lo académico, es la clase de conocimiento que también tienen los demonios. Los demonios no son ateos, ni incrédulos, ni negacionistas en cuanto a la existencia de Dios; saben que existe, conocen el poder de Dios, creen que solo hay un Dios verdadero, y saben muy bien que Jesucristo es el Dios verdadero. Ellos lo vieron ministrar, sanar, lo vieron realizar milagros, reconocieron a Jesús como el Hijo de Dios, se arrodillaron ante Jesús, se escondieron de Jesús y tiemblan ante Jesús. El verbo “temblar” sugiere un escalofrío de terror y, efectivamente, esta era la reacción de los demonios en presencia de Jesús.
Pero esa fe que tienen los demonios no los salvara. Así es la fe de aquellos que dicen creer, pero no obedecen a Dios. ¿Saben que es lo más terrible de esta fe nivel demonio? Que a pesar de que los demonios “creen” en el Dios verdadero, conocen no solo al Dios de la biblia, sino la palabra de Dios, sus vidas se dirigen a una eternidad de castigo, dolor y muerte eterna. Lo triste es que muchos cristianos se están autoengañando y confiando en solo tener un conocimiento correcto, pero sus vidas no están en armonía con lo que creen.
Ahora, Santiago no está en contra de la necesidad de creer bien, de conocer la correcta doctrina, por eso nos dice: “¿Crees que hay un solo Dios? ¡Qué bien! ¿Crees que Cristo murió en la cruz y que Dios lo levantó de los muertos al tercer día? ¡Qué bien!¿Crees que la biblia es la palabra inspirada y sin errores de Dios? ¡Qué bien!; ¿Crees que la salvación es el regalo de Dios traído al hombre por gracia y recibido por una fe personal en el Señor Jesucristo? ¡Qué bien!; pero los demonios también creen todo eso y tiemblan y están aterrorizados.
Yo creo que lo que nos tiene que confrontar en este punto es la palabra “aterrorizar”. Porque yo creo que la razón del porque muchos cristianos tienen una fe nivel demonio, es porque han perdido el temor a Dios. Pastor, pero ¿Por qué es tan importante este temor a Dios? Sin un temor reverente a Dios el cristiano no puede llegar a ser un creyente victorioso, porque el temor a Dios nos impulsa a hacer fieles al Señor; a tener un compromiso firme, a tener un claro sentido de responsabilidad y entrega a Dios no como una imposición u obligación, sino como dice David:
“Sirvan al Señor con temor reverente; con temblor ríndale alabanza.”. Salmos 2.11.
¿Por qué es tan importante este temor a Dios? Es importante porque sin ese temor a Dios nuestra relación con Dios lejos de ser autentica se transforma en hipócrita. Sin ese temor a Dios nuestro testimonio se debilita, sin ese temor a Dios podemos adoptar las prácticas, pensamientos, y hábitos que el mundo ofrece. Temer a Dios es entender que cada pensamiento, cada acción, cada palabra que sale de mi boca, Dios la sabe. Dios lo sabe todo, lo ve todo, lo conoce todo, y nadie se puede escapar de Dios. Dios nos insiste por toda la Biblia que entendamos que no podemos jugar con Él, que si hay algo que debemos de tomar con mucha seriedad es nuestra relación con Él. Y Hebreos nos advierte:
“¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!”. Hebreos 10.31.
Es cierto que Dios es amor, pero también castiga, que es un Dios paciente, pero también tiene un límite; que, así como nos bendice también puede dejar de hacerlo. Es por eso que el apóstol Pedro nos da una orden directa a nuestra vida:
“Recuerden que el Padre celestial, a quien ustedes oran, no tiene favoritos. Él los juzgará o los recompensará según lo que hagan. Así que tienen que vivir con un reverente temor de él durante su estadía aquí como «residentes temporales”. 1 Pedro 1.17 (NTV).
C. La fe muerta es una realidad:
No hay nada más terrible que la muerte, no hay nada más doloroso que la muerte. Y eso es precisamente lo que Santiago desea que evitemos, el dolor de tener una fe muerta, una fe que no da fruto y que nos conduce a una eternidad de castigo en el infierno.
“¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta?” Santiago 2.20.
Y Santiago quiere no solo que entendamos la clase de fe que agrada a Dios, sino que la pongamos en practica por medio de la obediencia a las instrucciones que Dios nos ha dado en su palabra, como en el caso de Abraham: Leer Santiago 2.21-24
La pregunta clave es: ¿Amaba Abraham el hijo que Dios le había dado, o amaba más al Dios que le había dado el hijo? Dejemos por un momento a Abraham, y trasladémonos a nuestro tiempo. Y evaluemos ¿Cómo esta nuestro compromiso hacia Dios? ¿Estoy tan apegado a lo que Dios me da, más de lo que debo de estar de Dios?
Kommentare