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Frutos del Espíritu - Mansedumbre

  • pandevidamcallen
  • 7 may 2024
  • 6 Min. de lectura

El mensaje que nos el mundo es que la tierra le pertenece a los fuertes, poderosos, valientes, dignos y ricos. Aquellos que no se dejan pisotear; La tierra es para aquellos que arrebatan y no se dejan dominar.  El mundo dice: ¡Ay de los mansos, porque tendrán que soportar toda clase de burla, abuso, humillación e injusticia! El problema con este tipo de pensamiento es que la mansedumbre nada tiene que ver con debilidad. Muchas personas rechazan el concepto de mansedumbre porque asocian esta virtud con alguna carencia o deficiencia de carácter. Tienen la imagen de una persona débil, frágil, callado, apagado, y aplacado. Inclusive va contrario a muchas de las enseñanzas que hoy día los padres dan a sus hijos: hijos no se dejen, no sean cobardes, si les pegan defiéndase, si los golpean: golpeen más fuerte, y los padres se justificaban con la célebre frase diciendo: hay que ser manso, pero no menso.


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Si somos sinceros, quien de nosotros ha venido con un corazón rendido a Dios y le ha pedido en oración que le dé mansedumbre, o ¿quién ha pedido perdón a Dios por NO ser una persona mansa?  Y la razón por la cual no oramos de esa forma, es porque no consideramos el NO ser mansos como un pecado delante de Dios, pero si lo es porque la falta de mansedumbre desencadena pecados sumamente más graves. ¿Qué significa mansedumbre? Los griegos usaban esta palabra para referirse a un caballo salvaje que ha sido domado, sometido, amaestrado, puesto bajo control, a ese caballo se le considera como manso.

Así que lejos de ser una persona débil, el manso posee tal fortaleza de carácter que es capaz de dominar su temperamento, sobre todo es capaz de mantener su ira bajo control.  Así que, la mansedumbre incluye cualidades tan envidiables como controlar la fuerza, controlar nuestras emociones, controlar nuestro carácter, controlar nuestras palabras, controlar la fiera que llevamos dentro.  

Muchas veces pensamos en la mansedumbre primordialmente en la forma como reaccionamos ante los demás, y está bien, pero estamos comenzando mal. Porque el hombre manso aprende a relacionarse correctamente primero con Dios y luego correctamente con todos los demás.  El que NO es manso con las personas que lo rodean, Esa persona debe de saber que la raíz de su problema se encuentra en una falta de mansedumbre para con Dios.  Por lo tanto, el alcance que tiene este fruto del Espíritu es mucho más amplia de los que podamos imaginar. ¿Qué implica el ser manso para con Dios?


1.     Implica NO cuestionar la voluntad de Dios: 

¿Quién es una persona mansa para con Dios? Aquella que es sumisa a Su voluntad, incluso cuando la voluntad de Dios nos hace pasar en medio del dolor y del sufrimiento. ¡Si hay algo difícil es tener esa capacidad para aplicar la mansedumbre en momentos de dolor!

Porque Si hay alguien que puede y debe de responder en buena mansedumbre esos somos nosotros. Leamos un ejemplo que nos ilustra esta verdad: Job 1.14-21

El hombre manso entiende que frente al dolor la mejor opción que tiene es buscar a Dios. Estoy seguro que el corazón de Job se partió en mil pedazos cuando todas esas noticias comenzaron a llegar una a una.  Ahora, Job no era un super hombre, él era como tú y como yo, y aun así adoró a Dios en medio del dolor más intenso; Y llegó a la conclusión de que todo lo que le sucedió tenía un propósito de parte de Dios.  

Tal vez en medio del dolor no comprendamos el propósito, pero Dios sabe lo que está haciendo, y esa verdad nos tiene que llevar a estar más cerca de Dios, que abandonar a Dios. Porque el hombre manso en vez de cuestionar, contradecir, y discutir; Adora a Dios, busca a Dios, reconoce a Dios y deja que Dios tome el control de su situación. El desafío es: Que podamos decir al igual que Job dijo: “He aquí, aunque él me matare, en él esperaré” Job 15.13. ¿Qué implica el ser manso para con Dios?


2. sumisión a Su palabra:   

El apóstol Santiago nos dice: “Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas”.  Santiago 1.21. El apóstol nos dice: dejen a un lado todo aquello que obstaculiza que la Palabra venga a efectuar cambios en sus vidas.  Santiago utiliza la palabra “Inmundicia” la cual abarca todo tipo de pecado. Y el apóstol es bien directo y nos dice que lo que está estorbando que la palabra sea recibida es el pecado. ¿Qué debemos de hacer? Identificar ese pecado y deshacernos de ese pecado que obstruye que Dios hable a nuestros corazones.

¿De qué pecados estamos hablando?: Pecados anidados en nuestro corazón, pecados que forman un tapón, una barrera, una muralla para que la palabra de Dios NO de su fruto.  

Podemos hablar también, NO solamente de pecados escandalosos, sino también de actitudes que vienen a quitarle a la palabra de Dios la influencia y el efecto de bendición para tu vida. Actitudes como el resentimiento, de indiferencia, la falta de perdón, el odio, la amargura, el enojo, apatía, indiferencia, la apatía, el desinterés espiritual que impiden que Dios haga Su obra. Cuando la palabra es predicada, enseñada, el hombre manso permite que esa palabra efectué cambios en su vida porque entiende que: “Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para enseñarnos lo que es verdad y para hacernos ver lo que está mal en nuestra vida. Nos corrige cuando estamos equivocados y nos enseña a hacer lo correcto. Dios la usa para preparar y capacitar a su pueblo para que haga toda buena obra”. 2 Timoteo 3.16-17(NTV).

Cuando NO hay mansedumbre en tu vida, al escuchar la palabra de Dios su reacción es de: duda, incredulidad, desinterés; Otros cuando la palabra descubre un pecado en sus vidas, reaccionara airado, con excusas, con cuestionamientos.  Eso demuestra una falta de mansedumbre. Y no importa que se les prediquen mil sermones, esa persona va seguir de mal en peor.  Este es un asunto muy serio porque el apóstol Santiago nos dice: “la cual puede salvar vuestras almas”. ¿Cómo podemos cultivar el fruto de la mansedumbre en nuestra vida?


3. Necesitamos tener una actitud de aprendizaje:

Cristo nos dice: “Aprended de mí, que soy manso y humilde”. Su hay alguien que demostró ser manso ese fue nuestro Señor Jesús. Quizás uno de los momentos en que Cristo desplegó en su máxima expresión la mansedumbre, fue precisamente en los momentos de mayor sufrimiento, dolor y angustia. Cuando estuvo en el Getsemaní orándole al Padre, que no si hiciera su voluntad sino la del Padre, cuando se presenta el traidor Cristo no recibió a Judas con enojo o de una manera agresiva. Es más, Mateo nos dice que Cristo sabiendo que lo estaba traicionado le dijo: “Amigo, ¿a qué vienes?”. Mateo 26.50. En ese mismo contexto del arresto de Jesús, el apóstol Juan nos dice: “Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la desenvainó, e hirió al siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha. Y el siervo se llamaba Malco”. Juan 18.10.

Es un momento de mucha tensión, de crisis, de hostilidad, de peligro. ¿Qué se supone debe de hacer un hombre manso? “Jesús le dijo a Pedro: Guarda tu espada… Y tocando su oreja, le sanó”. Lucas 22.51. El hombre manso restaura y trae paz en medio del conflicto.

Inclusive estando en la Cruz, aun intercedió por los mismos hombres que lo estaba crucificando: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”.  Lucas 23.34. Eso solo es posible cuando tú eres manso.


¿Qué necesito para dejar comenzar a ser más manso?

1.     Maneja Correctamente tus relaciones personales

“Con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor”. Efesios 4.2. 

2.     Deja de ser tan respondón:

“22 el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; 23 quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente”. 1 Pedro 2.22-23.

3.     Cuida tu testimonio:

“¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre”. Santiago 3:13. 

Mis hermanos, si usted pone en práctica lo que le acabo de predicar, si usted comienza a cultivar es fruto de la mansedumbre en su vida escucha atentamente la recompensa que tendremos al hacerlo: “Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad”. Mateo 5.5

 
 
 

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