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La Parte Del Llamado De Dios Que Nadie Quiere

  • pandevidamcallen
  • 27 abr 2021
  • 5 Min. de lectura

Si pudiéramos dar una definición de lo que es la vida del cristiano les diría: “Que es un soldado en pie de guerra”. Somos soldados en medio de una guerra. Cada día, nos enfrentamos a nuevos peligros, nuevos desafíos, nuevas tentaciones, nuevas estrategias; Salimos de una tentación y entramos en otra.



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Creo que ninguno de nosotros tiene como meta, objetivo, o propósito de vida, el tener que sufrir; Sin embargo, el sufrimiento parece ser que se encuentra en cada rincón de este mundo. Hoy alguien esta sufriendo los azotes de una enfermedad inesperada, alguien esta luchando con una crisis en el hogar, alguien esta experimentando el hambre, la soledad, el maltrato, el abuso, la traición. ¡Este mundo esta muy lejos de ser un paraíso! Jesús dijo: “Les he dicho todo lo anterior para que en mi tengan paz. Aquí en el mundo tendrán muchas pruebas y tristezas; pero anímense, porque yo he vencido al mundo”. Juan 16.33. (NTV).

Tal vez, lo que nos debe de sorprender es ¿Por qué no sufrimos más? Pero ademas de todo esto, el apóstol Pedro nos dice que el sufrimiento es parte del llamado de Dios para nosotros: “Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas”. 1 Pedro 2.21.

Estos hermanos a quienes escribe el apóstol Pedro, estaban padeciendo por causa de su fe muchas dificultades; y el futuro inmediato no parecía mejor. Muchos de los creyentes a los que iba dirigida esta carta estaban sufrieron una de las más feroces persecuciones que experimentó la Iglesia de Cristo en el siglo I, provocada por Nerón. Pero no solo estaban sufriendo por parte de las autoridades, sino que también muchos estaban soportando dolorosas e injustas palizas que recibían como esclavos. Sus amos quizás los privaban de la comida, los obligaban a trabajar sin razón largas horas, o los castigaban de muchas maneras. Y ahora, el apóstol Pedro les dice, que todo lo que estaban viviendo era parte del llamado de Dios.

Ahora recordemos que Dios nos ha llamado para ser santos: Leer 1 Pedro 1:15; Dios nos ha sacado de la oscuridad a la luz para anunciar sus virtudes: Leer 1 Pedro 2.9; Hemos sido llamados por Dios para heredar Su bendición: Leer 1 Pedro 3:9; Hemos sido llamados por Dios para Su gloria eterna: Leer 1 Pedro 5.10. Y en los versículos 21 al 25 el apóstol nos dice que Dios nos ha llamado para imitar a Cristo en medio del sufrimiento.

Cuando Dios nos llamó a la salvación, no solo nos llamó a poner toda nuestra confianza en el Señor, sino también a imitar a Cristo en todas las circunstancias de nuestra vida, aun cuando tengamos que enfrentar hostilidad, sufrimiento y persecución. “Pues Dios los llamó a hacer lo bueno, aunque también signifique que tengan que sufrir, tal como Cristo sufrió por ustedes. Él es su ejemplo, y deben seguir sus pasos”. Ahora, lo que Pedro nos dice es: que, en ese proceso de crecimiento, debe de incluir seguir el ejemplo de Cristo cuando tengamos que padecer hostilidad de parte de un mundo incrédulo y aun cuando tengamos que padecer por causa del pecado de otros.


Esta palabra “también” esta estableciendo una relación entre el sufrimiento injusto que muchos creyentes estaban padeciendo, y el sufrimiento del Señor. Cristo padeció injustamente y nos dejo un modelo de cómo debemos responder ante el dolor, ante el sufrimiento, ante las injusticias que se presentan en la vida. “Ejemplo” es una palabra que se refería a como era que los niños aprendían a escribir. Y nos dice: que, así como los niños tienen que calcar la letra para escribir, ustedes tienen que calcar el ejemplo, el modelo, el molde de Jesús, específicamente cuando enfrenten situaciones de dolor, de prueba y de sufrimiento. Y esta clase de mensaje no es muy popular en nuestros días, sin embargo, no podemos pretender tapar el sol con un dedo y negar que el camino que Jesús trazó hacia la eternidad, primero viene la cruz y luego la gloria. El problema es que muchos cristianos quieren la gloria y no la cruz, quieren el cielo y no el dolor, quieren caminar por calles de oro y no en una calle con baches y huecos, quieren la bendición de Dios y no el trato de Dios.

Entonces la pregunta es: ¿Cuál es la manera correcta de enfrentar las circunstancias difíciles de la vida? La respuesta es: Siguiendo el ejemplo de Cristo. Leer Isaías 53.5. Recordemos que el apóstol Pedro estuvo muy cerca de Jesús: Estuvo allí cuando los fariseos provocaban al Señor una y otra vez durante Su ministerio, cuando fue arrestado y traicionado, Pedro estuvo allí cuando Jesús fue torturado por los soldados, Pedro estuvo allí cuando fue clavado en la cruz; y nos dice Pedro que en ningún momento Jesus peco, ni se engaño en su boca, nunca dijo algo fuera de lugar, nunca dijo una palabra descompuesta. Leer 1 Pedro 2.23

Hermanos, los sufrimientos de la vida pueden sacar lo peor que hay dentro de nuestra vida. Cuando los problemas surgen pueden brotar acciones tan violentas como la ira, la rabia, y el enojo. Sentimientos que nos colocan en una posición muy peligrosa porque el enojo nos puede llevar a decir cosas que nunca debimos haber dicho, o en el peor de los casos reaccionar de una manera agresiva, violenta, e impulsiva. Leer Proverbios 17.14.

Entonces, ¿Cómo poder mantener la calma, el control frente a situaciones que nos hacen explotar? Siga el modelo de Cristo, calqué el ejemplo que nos dejo nuestro Salvador: “el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca”. No solo el enojo puede explotar cuando se nos presenta el dolor, sino el deseo de venganza, el resentimiento, la negativa a perdonar. La venganza y el resentimiento son el combustible para hacernos actuar de una manera agresiva, ofensiva y violenta. La venganza es un veneno que intoxica nuestra mente, alma y corazón

Tal vez usted se pueda preguntar: ¿Cómo poder perdonar a quien te ha herido tanto, como reconciliarse con aquel que ha sido el causante de un dolor tan profundo? ¿Cómo hacerlo? Siga el modelo de Cristo, calqué el ejemplo que nos dejo nuestro Salvador “quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba”. Si alguien sufrió injustamente, ese fue nuestro Señor y Salvador. Inclusive el profeta Isaías nos dice que seria reconocido como: “varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro”. Isaías 53.3

Pero ¿Cual fue Su reacción ante todo ese maltrato injusto, maltrato provocado por su propio pueblo? Jesús no devolvió insultos tras insultos, no amenazo teniendo a su disposición todo el poder para cumplir las amenazas. Inclusive estando en la Cruz, aun intercedió por los mismos que lo estaban crucificando: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. Lucas 23.34.

Si sufrir injustamente es muy doloroso y difícil de comprender, imagínese lo que es sufrir motivado por el amor a otros. Esta clase de dolor si que es difícil de soportar, porque cuando tu sufres por hacerle el bien a otros, por amar a otros, por cuidar a otros el dolor se intensifica. Sin embargo, Cristo lo hizo. Leer 1 Pedro 2.24-25

No fue por sus propios pecados que Cristo sufrió, porque no tenia ningún pecado, no fue por debilidad, Jesús es un ejemplo de coraje y fuerza, todo lo que Jesús padeció fue por causa de nuestra salvación, por amor a ti y a mi. Por lo tanto, Siga el modelo de Cristo, calqué el ejemplo que nos dejo nuestro Salvador. Es cierto que no podemos controlar todas las circunstancias de nuestra vida, pero si podemos controlar como reaccionamos ante ellas. Podemos escoger el que una experiencia de dolor nos convierta en una persona amargada o en una persona mejor. La decisión está en ti. Leer 1 Pedro 2.23


 
 
 

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