MI LIBERTAD EN CRISTO

¿Qué es lo primero que viene a tu mente cuando escuchas la frase: “Libertad”?  En un país como este, la libertad es uno de los grandes privilegios con los que cuentan sus ciudadanos, es más, nuestra libertad está garantizada por la misma Constitución:

Somos libres de elegir a nuestros gobernantes y legisladores. Somos libres para protestar contra las cosas que no estamos de acuerdo; Somos libres de vivir donde queramos y realizar el tipo de trabajo que nos gusta; Y somos libres de adorar a Dios.

A través de nuestro gobierno, el Señor nos ha dado muchas libertades que muy pocas naciones hoy pueden disfrutar. Sin embargo, esa clase de libertad es temporal, transitoria, y en algunos casos susceptible a quebrarse. Pero hay una libertad que trasciende lo temporal y transitorio, va mucho más allá del aquí y el ahora, y es: LA LIBERTAD EN CRISTO.

        Hoy iniciamos el capítulo cinco, y desde este punto en adelante nos adentramos a la parte práctica de la carta a los Gálatas.  Hemos concluido con cuatro capítulos instructivos, teológicos y doctrinales;  Y ahora daremos inicio a la responsabilidad que todos nosotros tenemos de poner en acción la instrucción que hemos recibido.

El apóstol Pablo a definido, explicado y defendido el evangelio de Cristo; Pero ahora tenemos que vivirlo, no solo debemos de creer en el evangelio de Cristo, debemos de ponerlo en acción.  Y en estos versículos vamos a ver:

1.     El Propósito de Dios al darnos la libertad:

“Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud”. Gálatas 5.1.   Entre todo los que Dios ha creado, Adán y Eva fueron los únicos que nacieron en libertad. Sus pensamientos, sin pecado; Sus palabras, sin pecado; Sus actitudes, sin pecado; incluso, eran libres de las consecuencias del pecado que hoy experimentamos. Pero no sólo eran libres de algo, sino también eran libres para algo: Para servir a Dios, adorar a Dios, amar a Dios y obedecer a Dios.

Y cuando Dios les dio la orden de NO comer del árbol del conocimiento del bien y del mal, Dios no estaba imponiendo una carga difícil de cumplir, sino dándoles la oportunidad de que demostraran su amor por Él de una manera única.Sin embargo, por causa de su desobediencia, ellos cambiaron radicalmente su libertad por esclavitud. Así que, Pablo quiere que entendamos que el pecado en todas sus manifestaciones, grados y variaciones esclaviza; que el pecado ha sido una fuerza tan letal que destruyo la comunión entre Dios y los hombres. Esa es la razón del por qué necesitamos ser libres del pecado. Porque el pecado trae la muerte, el pecado destruye, corrompe y arruina nuestra comunión con Dios.

“pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír”.  Isaías 59.1-2.  

Entonces, si esto es así de grave, ¿Cómo triunfar sobre el pecado? ¿Cómo vencer al pecado? Cristo nos da la respuesta, Leer Juan 8.31-37.  Cristo nos dice que el problema radica en el corazón del hombre, porque es ahí, precisamente donde se origina el pecado: “ Pues de adentro, del corazón de la persona, salen los malos pensamientos, la inmoralidad sexual, el robo, el asesinato, el adulterio, la avaricia, la perversidad, el engaño, los deseos sensuales, la envidia, la calumnia, el orgullo y la necedad. Todas esas vilezas provienen de adentro; esas son las que los contaminan»”. Marcos 7:21-23. Aquí nos encontramos con 12 pecados: seis son verbos (Acciones) y seis son actitudes (Interno)

De manera que Cristo nos está diciendo que el corazón está contaminado no solo por cosas que hace, sino por actitudes que están en el interior del corazón, cosas que aún no se han hecho y que tienen todo el potencial para llevarse a cabo. Por lo tanto, hay que hacer un cambio de corazón y eso solo es posible en la medida que tu permitas que la palabra tome el control sobre ti.  Por eso Cristo nos dice: “Aun así, algunos de ustedes procuran matarme porque no tienen lugar para mi mensaje en su corazón”. Juan 8.37; Así que, la única manera en la que podemos triunfar sobre el pecado, y este ya no nos esclavice, es a través de la palabra de Dios. Leer Salmos 119.9-11.

2.     Las Terribles Consecuencias de rechazar la libertad de Dios:

Pablo comienza a describir tres terribles consecuencias, resultados, efectos de rechazar la libertad que Cristo nos ofrece:

A.    Le quita a la obra de Cristo todo el valor:

“¡Presten atención! Yo, Pablo, les digo lo siguiente: si dependen de la circuncisión para hacerse justos ante Dios, entonces Cristo no les servirá de nada”. (v.2). Pablo dice: “Si ustedes regresan a su antigua manera de vivir, a sus antiguos hábitos, a sus acciones pecaminosas, Cristo de nada les aprovechará”. Para muchas personas que creen que pueden llevar una vida a medias con Dios, separada de Dios; La Biblia les dice: Que los sufrimientos de Cristo en la cruz, la muerte de Cristo en la cruz, y la victoria de Cristo en la cruz no te garantizará una eternidad cerca de Jesús; ¿Por qué?  porque sigues permitiendo que el pecado controle tu vida. Leer 1 Juan 3.9.

B..   Esclavizados de por Vida:

“Lo repito: si pretenden lograr el favor de Dios mediante la circuncisión, entonces están obligados a obedecer cada una de las ordenanzas de la ley de Moisés”. (v.3)

Aquellos que estaban confiando en hacer obras para alcanzar la salvación, estarán obligados a cumplir cada uno de los mandamientos de una manera perfecta, y eso era imposible de realizar. El apóstol Santiago nos dice que eso es imposible. “ El que obedece toda la ley, pero falla en un solo punto, es culpable de haberla desobedecido toda”. Santiago 2.10. Por esa razón Cristo vino a darnos una salvación que es un regalo de parte de Dios; De tal manera que cuando yo le fallo a Dios, le desobedezco a Dios, en Cristo tenemos un camino de regreso al Padre por medio del cual tú puedes encontrar perdón, restitución, restauración, y puedes volver a caminar en comunión con Dios.

C.    Separados de la Gracia de Dios:

Esta es la tercera consecuencia fatal por tratar de alcanzar la salvación de Dios por medio de las obras: Quedar separado de la gracia por medio de la cual Dios te ofrece el perdón de los pecados.  “Los que quieren que Dios los acepte por obedecer la ley, rechazan el amor de Dios y dejan de estar unidos a Cristo”. (v.4) La pregunta es: ¿Qué resultado produce a nivel practico el caer de la gracia de Dios?  Las personas que están confiando para su salvación en que son buenas personas, en sus buenas acciones: No roban, no matan, no le hacen daño a nadie; Y NO en la gracia de Dios, no podrán contar con el perdón de Dios; No podrán contar con un camino de regreso a Dios, no podrán acudir a la misericordia de Dios, a la bondad de Dios, a la gracia de Dios. En pocas palabras quedas expuesto a la condenación eterna.

Lo lamentable es que aún hay, millones y millones de personas que aun están confiando en sus obras, en sus acciones, en sus actos sin darse cuenta que se están auto condenando. 

Pero lo más lamentable aun es que dentro de nuestras iglesias cristianas son muchos los que tratan de ganarse el favor de Dios, el perdón de Dios.

Porque cuando cometen un pecado, cuando saben que le han fallado a Dios, tratan de ganarse el favor de Dios leyendo más sus biblias; Otros intensificando su tiempo personal con Dios, algunos son más arriesgados y después de un pecado realizan ayunos estrictos pensando que haciéndolo estarán un escalón más cerca de Dios; Si tenían algunos domingos sin venir a la iglesia comienzan a participar con más frecuencia y devoción, porque creen y se dicen a sí mismo: “Tengo que hacer algo, porque imagínate que con este pecado que yo cometí contra Dios, yo creo que Dios ya no mira con los mismos ojos”.

Lo que deberían de hacer si han pecado y sinceramente desean restaurar su relación con Dios es: Venir sinceramente a Dios en arrepentimiento, no en remordimiento; con un corazón quebrantado, no con lágrimas de cocodrilo.  Venir a Dios descansando en lo que Cristo hizo en la cruz, volverse a Dios y no pecar más.  “Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido”. Apocalipsis 2.5.

Por lo tanto la solución es: el Evangelio de Cristo: “Pues nosotros por el Espíritu aguardamos por fe la esperanza de la justicia; porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor”. Gálatas 5.5