MÁS QUE RELIGIÓN
- pandevidamcallen
- 29 nov 2023
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 9 abr 2024
¿Cuántas religiones hay en el mundo? Según el buscador de Google, en el mundo hay alrededor de 4,200 religiones. Aunque según las estimaciones más del 75% de la población global se reparte entre cristianismo, islamismo, hinduismo y budismo.

Pero, la verdad es que en el mundo solo existen dos religiones: La religión de un Dios personal, un Dios de amor, un Dios que ha dado los primeros pasos para ofrecerle la salvación al hombre; la religión de un Dios accesible, cercano y con los brazos abiertos. Pero también está la otra religión, donde ya no es Dios saliendo a buscar al hombre, sino el hombre que trata de alcanzar a Dios, el hombre que se esfuerza por agradar a Dios, el hombre intentando acercarse a Dios. Y el resultado es: Que millones y millones de personas alrededor del mundo, han estado, están y seguirán estando no solo en una religión equivocada, sino que estén bajo condenación, a pesar de que Dios incansablemente; Sigue buscando al hombre, sigue esperando al hombre y continua con los brazos abiertos. Leer Isaías 55.1
Ante este ofrecimiento de parte de Dios, el hombre ha elegido por voluntad propia un camino donde sus propios esfuerzos y sus obras lo alejan cada vez más de la posibilidad de acceder gratuitamente a la salvación provista por Dios.
Y Pablo en estos versículos va reforzar la esencia del evangelio una vez más, y digo una vez más porque los gálatas ya habían no solo entendido que la salvación es un regalo de Dios, que está excluido cualquier esfuerzo humano; Ellos volvieron a creer otra vez que era necesario abrazar todo este conjunto de obras de la ley para ser aceptados por Dios y alcanzar la salvación. En otras palabras, estando en la religión correcta, ellos deciden tomar el camino de la religión equivocada.
Podría decirles que el versículo 16 de Gálatas es el centro, la columna de nuestra fe. Es el versículo que divide la religión verdadera de la religión falsa; Es el versículo que trae esperanza a quienes han aceptado la salvación de Dios que conduce a la vida eterna solo por gracia, pero también implícitamente este versículo es de condenación para todos aquellos que han rechazado la salvación que ofrece Dios por gracia y han seguido el camino de las obras de la ley que conduce a la condenación eterna. Tal vez usted se pregunta: ¿A qué se refiere con las obras de la ley? Para los judíos significaba el perfecto cumplimiento, la obediencia total a todos los mandamientos de Dios, de manera que para ser salvo tu necesitarías una obediencia absoluta durante toda tu vida a la ley de Dios, sin quebrar ninguno de sus mandamientos. Ya sé lo que algunos estarán pensando: ¡Eso es IMPOSIBLE!
Claro que eso es imposible porque el primer y más grande mandamiento de Dios nos dice: “Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento”. Marcos 12.30. Esto significa que, si hay otros amores en tu vida, otras lealtades mayores a Dios, otras cosas a las que yo estoy amando más que a Dios, ya fracasé en el cumplimento de la ley y apenas estamos empezando.
El segundo Mandamiento dice: “No tendrás dioses ajenos delante de mí”. Creo que todos entendemos que un ídolo es todo aquello que ha atrapado nuestro corazón y a lo cual le tenemos una lealtad mayor que la que debemos darle a Dios, eso es idolatría. El tercer mandamiento nos dice: “No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano” Éxodo 20.7. Lo que Dios nos dice es que Su nombre NO debe de ser tomado a la ligera, con tanta informalidad, ligereza, e irresponsabilidad. Y esto es clave porque hoy muchos pronuncian el nombre de Dios es chistes; En expresiones, en emociones, en contextos pecaminosos, juran en nombre de Dios, mienten en nombre de Dios, prometen en nombre de Dios y no cumplen.
El cuarto Mandamiento es una llamado a separar un día de la semana para Dios. Leer Éxodo 20.8–11. Pero aquí no se trata de cumplir por cumplir un horario, sino de la actitud cuando venimos a la casa de Dios. Tenemos que venir a la casa de Dios sin afanes, sin cansancio, sin apatía; Sin actitudes desagradables, porque es un día de la semana para tener una comunión como ningún otro día, sin obstáculos, sin pereza, sin desanimo, sin distracciones, sin amargura, sin queja. Leer Salmos 118.24.
El quinto Mandamiento nos dice: “Honra a tu padre y a tu madre”. Independientemente de como sean nuestros padres, la palabra de Dios nos manda a honrarlos a través del respeto, la obediencia y el amor. El sexto Mandamiento nos dice: “No matarás”. Tal vez algunos dirán: “¡Hasta que por fin llegamos a un Mandamiento que si puedo cumplir; porque yo nunca asesinaría a ninguna persona!”. Detenga el entusiasmo por un momento, porque el sexto Mandamiento es más profundo de creer que solo se trata de no quitarle la vida a alguien. Escucha como Cristo nos explica este mandamiento: Leer Mateo 5.21-22.
El séptimo Mandamiento dice: “No cometerás adulterio”. Creo que todos conocemos la gravedad y las consecuencias que trae el no cumplir este mandamiento. Pero Cristo también explica la esencia de este mandamiento. Leer Mateo 5.27-28. El octavo Mandamiento dice: “No hurtarás”. Un mandamiento gramaticalmente muy corto, suena sencillo, se puede leer rápido, pero este mandamiento también es un llamado a confiar en Dios. Es un llamado a estar contentos cualquiera que sea nuestra situación en este mundo, es un llamado a ser laboriosos, responsables, productivos, buenos administradores de los medios por los cuales Dios ha determinar proveer para nuestras necesidades.
El noveno Mandamiento Es un llamado a no dar un falso testimonio en contra de tu prójimo. Pero el alcance de este mandamiento es muy extenso porque de él se desprende una lista interminable de pecados: La mentira, el engaño, la falsedad, el perjurio, los rumores, el chisme, la difamación, la adulación, la hipocresía, el murmurar, la crítica dañina, la calumnia, la deshonestidad, e inclusive la muerte. Pecados que a los ojos de Dios son aborrecibles. Y finalmente el decimo Mandamiento concluye de esta manera: “No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo”. Éxodo 20.17.
Siendo sinceros ¿Sera posible en nuestras capacidades cumplir con los mandamientos de la ley de Dios? Pero a parte de cumplir los 10 Mandamientos, faltaba pasar por ese proceso quirúrgico de la circuncisión, tendrías que guardar las leyes ceremoniales; Tendrías que guardar las leyes alimenticias, orar, ayunar, diezmar, dar limosnas, ayudar a los pobres. ¡Que equivocados el pensar que con nuestras obras podemos acceder ante un Dios Santo, Santo, ¡Santo! Ante esa imposibilidad, escucha como Pablo expresa nuestra necesidad de Jesús. Leer Romanos 8.1-5.
De ahí la necesidad de la obra de Cristo a nuestro favor, porque en nuestras fuerzas, por en nuestros méritos, por nuestros recursos estaríamos perdidos. La palabra JUSTIFICACIÓN es un término tomado prestado de las cortes judiciales. La justificación es lo opuesto de la condenación. La justificación de Dios es declararnos justos por la obra que Jesús hizo por ti en la cruz y declararnos inocentes. Así que, ¿Habrá algún hombre sobre la tierra que pueda cumplir con los requisitos que demanda la ley?
Considere esto, Si Adán y Eva en su estado de perfección, de pureza, sin ni siquiera tener una naturaleza pecaminosa, fracasaron y desobedecieron a Dios; cuanto más nosotros necesitamos venir a la Cruz y decir: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”. Gálatas 2.20



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