Su Maldición, Nuestra Bendición
- pandevidamcallen
- 11 dic 2023
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Según el diccionario, el significado de la palabra maldición es: “Decir mal”. Expresar un mal deseo hacia una persona, objeto, nación. Pero según el diccionario bíblico, el maldecir es un acto reservado únicamente al santo y justo juicio de Dios. Y lo que nos dice el apóstol Pablo es que Cristo Jesús recibió ese dictamen por parte de Dios para darnos la salvación: “«Maldito todo el que es colgado en un madero»”.

En todo el Antiguo Testamento la maldición está asociada a la rebeldía y desobediencia humana; Desde la maldición por parte de Dios por causa del pecado del hombre, hasta la última palabra que encontramos en el Antiguo Testamento, la maldición contrasta con la bendición. En pocas palabras, Cristo recibió por parte de Dios una maldición que nos correspondía a cada uno de nosotros. Leer 2 Corintios 5:21.
Y no fue cualquier sufrimiento, el apóstol Pablo se aseguró de que entendamos, qué clase de sufrimiento experimentó Cristo. Y dice que Cristo fue llevado al madero. Pero antes de llegar a ese lugar, Cristo enfrento una tortura como ninguna otra. En términos de emociones su corazón se desgarro mucho antes de llegar a la cruz. Leer Marcos 14: 33-34.
Y Cristo NO está hablando aquí de algo superficial y pasajero, Cristo esta: angustiado, afligido, consumido por una intensa tristeza a tal punto, que sentía en ese momento la muerte. “«Tengo tanta angustia que siento que me muero”. De hecho, su agonía era tal que: “Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra”. Lucas 22.44.
Y todo ese sufrimiento que Cristo estaba enfrentando en el Getsemaní, lo sufrió estando en la dirección y en la voluntad de Dios sobre su vida.
Y yo deseo enfatizar esto, porque muchos pueden pensar equivocadamente que como la voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta; Que el estar en medio de la voluntad de Dios es sinónimo de gozo, paz, y felicidad; Que habrá ausencia de problemas, que no habrá oposición, y que el sufrimiento no vendrá a nuestra vida. La verdad es que lo que nos revelan estos versículos en la vida de Cristo es, que precisamente por estar obedeciendo a la voluntad de Dios, la angustia, la tristeza y el terror a la muerte habían sobrecogido su corazón a tal punto, que lo estaba exteriorizando con grandes gotas de sangre que caían sobre sus mejillas a tierra.
Pero además, Cristo iba ser abandonado no solo por los 11 discípulos, incluso Pedro le iba a negar con maldiciones. Pero no cabe duda que esa tristeza se intensificaba porque Jesús sabía que estando en la cruz, el Padre mismo lo abandonaría. Desde la eternidad pasada, como también durante su ministerio la comunión entre Cristo y Dios Padre era continua, real e intensa, pero Jesús sabe que en unas cuantas horas más, cuando estuviera llevando nuestro pecado, habría una separación entre el Padre y el Hijo. Eso explica el grito desgarrador cuando estaba llevando nuestros pecados en la cruz del calvario: ”Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”. Mateo 27.46.
Cristo que vivió sin pecado, Cristo que vivió sin experimentar el remordimiento que produce el pecado; Cristo que vivió sin conocer lo que es el sentimiento de culpa que produce el pecado; Cristo que nunca le había fallado al Padre, por primera vez en su vida iba a experimentar el abandono de su Padre por causa de nuestro pecado. Leer 2 Corintios 5.21.
Pero hay mucho más que decir porque la crucifixión era un método de ejecución inventada por los persas, luego perfeccionada por los romanos. Es reconocida aún al día de hoy como uno de los castigos más horrorosos que alguna vez haya sido inventado por la crueldad y el sadismo del ser humano. Por lo tanto, NO hay palabras apropiadas para describir la agonía, la vergüenza, el dolor, la humillación que nuestro Señor Jesucristo tuvo que padecer para salvarnos. Y la pregunta que algunos pueden hacerse al leer todo el sufrimiento que Cristo enfrento, es: ¿Dónde estaba Dios? La respuesta es contundente: Dios ha estado todo el tiempo junto a Jesús.
Dios estuvo junto a la cruz todo el tiempo, pero no para vengar el dolor de Su hijo, no para defenderlo, Dios estaba allí para juzgar a Cristo por nuestros pecados: “que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación”. 2 Corintios 5.19
Así que mis hermanos, no hay esfuerzo humano, no hay intervención humana, no hay obras, no hay méritos, acciones, cualidades, riquezas que podamos añadir a lo que Cristo hizo en la cruz a favor nuestro. Por eso Pablo en un tono no muy amigable les dice a los Gálatas: insensatos, Y les pregunta “¿quién os fascinó”, “¿Quién los ha hechizado?”. (NTV).
Pero ya hemos hablando a profundidad de como los cristianos judíos de la región de Galacia estaban volviendo a creer y confiar en las obras de la ley. Pero ¿Que de nosotros?
Hay muchas formas de caer en el mismo error que estaban cometiendo los cristianos judíos quienes se apoyaban en las obras de la ley. Hoy podemos equivocadamente pensar y confiar que a través de ellas Dios estará obrando. Es posible que algún creyente que este necesitando la intervención concreta del Señor en un asunto, Piense que para que Dios le responda va tener que cumplir, prometer, ofrecer, pactar, hacer promesas con el fin de conseguir el favor de Dios. Y muchos son movidos a practicar un tipo de ayuno movido solo buscando su propio beneficio, enfocado en su necesidad, tratando de atraer sobre si el favor de Dios, más que ver el ayuno como un tiempo para encontrarse en comunión con Dios;
Otros pueden confiar en un cumplimiento religioso: (asistencia a reuniones, puntualidad, ofrendas, vida ordenada) para garantizar la bendición de Dios. Yo creo que es un buen momento para revisar nuestras motivaciones, examinar la intensión de nuestro corazón al buscar a Dios. Porque tristemente muchos buscan a Dios más por lo que Él les pueda ofrecer, que por nuestra búsqueda sincera y genuina de tener una comunión con Dios.
Por lo tanto, al entender todo lo que Cristo sufrió para salvarnos, todo a lo que Cristo tuvo que renunciar; Y además, recibir todo el castigo de Dios por amor a nosotros, nuestra respuesta seria de amarlo sin reservas, obedecerlo sin pretextos y seguirlo con un compromiso sincero. Así que ya no hay más que yo pueda agregar a mi salvación; no hay obras que yo pueda hacer, porque Cristo estando en la cruz exclamo y dijo: “consumado es”. Todo está completado, el precio por el pecado del hombre ha sido pagado.
Así que cuando Cristo dijo: “consumado es”. La deuda que teníamos con Dios ha sido saldada por Cristo: Leer Romanos 3.24.
Cuando Cristo dijo: “consumado es”. Cristo puso fin a los sacrificios que se ofrecían en el Antiguo Testamento. Leer Hebreos 10.12.
Cuando Cristo dijo: “consumado es”. En ese momento los poderes de las tinieblas fueron destruidos. Leer Colosenses 2.14-15.
Cuando Cristo dijo: “Consumado es”: Selló nuestra paz con Dios.“Dios entregó a Jesús para que muriera por nuestros pecados, y lo resucitó para que fuéramos declarados inocentes”. Romanos 4.25. (TLA).
Cuando Cristo dijo: “Consumado es”: Nos dio una esperanza viva. “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien según Su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo a una esperanza viva, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, para obtener una herencia incorruptible, inmaculada, y que no se marchitará, reservada en los cielos para ustedes…”. 1 Pedro 1.3-4.
Por lo tanto, nuestra esperanza está garantizada por Jesucristo, quien vivió, murió, resucitó y está a nuestro lado. La esperanza puesta en Jesús esta para sostenernos en medio de la prueba; Esta para levantarnos cuando hemos caído, cuando nos faltan las fuerzas para seguir adelante, es una esperanza viva que no se termina, no se arruina, ni se destruye, ni perderá su valor; Es una esperanza para disfrutarla por siempre y hasta la eternidad.



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