Viviendo El Evangelio
- pandevidamcallen
- 13 nov 2023
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"11 Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar. 12 Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión.
13 Y en su simulación participaban también los otros judíos, de tal manera que aun Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos. 14 Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar? 15 Nosotros, judíos de nacimiento, y no pecadores de entre los gentiles" Gálatas 2.11-15

Hay momentos en nuestra vida que necesitamos ser confrontados, que se nos corrija o como decimos los hispanos que se nos jalen las orejas, porque estamos actuando de manera equivocada, porque estamos quizás tomando decisiones que nos producirán mucho dolor. Hay momentos en nuestra vida que se requiere de alguien que nos dé una advertencia porque estamos actuando erradamente. Ese alguien puede ser tu esposo, o tu esposa; tu hermano, un maestro, el jefe en el trabajo.
Y es precisamente Pablo quien tiene que asumir el rol de confrontar a Pedro, es Pablo quien se levanta como ese líder enérgico porque en esencia no solo se trataba de un apóstol que estaba cometiendo un terrible error, sino que el evangelio de Cristo estaba nuevamente bajo amenaza. Pablo tenía no solo la obligación moral, pero también la obligación espiritual de amonestar a Pedro no solo por el bien de Pedro, sino por el bien tanto del presente como del futuro de la iglesia del Señor. Si usted se pregunta, ¿Qué fue lo que produjo esta situación tan tensa entre el apóstol Pedro y el apóstol Pablo? Una sola palabra pudiera describir lo que motivo esta situación tan tensa: HIPOCRESIA.
Según el diccionario el hipócrita es alguien que finge una cualidad, fingen un sentimiento, finge una virtud que no posee. Y la palabra hipócrita con el tiempo llegó a significar a cualquiera que pretendiera ser lo que no era.
Y lamentablemente, Pedro estaba cayendo en esta actitud hipócrita, de pretender ser lo que no era. Entonces ¿Qué fue lo que ocurrió? Que Pedro comenzó a convivir con los cristianos gentiles, a reunirse con ellos, a tener compañerismo con ellos. “Cuando llegó por primera vez, Pedro comía con los creyentes gentiles, quienes no estaban circuncidados”. (v.12a). ¿Qué tenia de malo o de hipócrita lo que Pedro estaba haciendo? Hasta ahí, no había nada malo, es más, durante todo el tiempo que Pedro estuvo en Antioquia, Pedro acostumbraba a convivir con los gentiles cristianos, y lo estaba haciendo porque Dios mismo se lo había revelado. Leer Hechos 11.1-18.
Hasta ahí todo muy bien. Pero resulta que “después, cuando llegaron algunos amigos de Jacobo, Pedro no quiso comer más con esos gentiles”. (v.12b). Y Pedro estaba cayendo en hipocresía. Tal vez algunos puedan pensar: y ¿Qué tiene de malo comer o dejar de comer? Nosotros pudiéramos pensar que esto era un asunto solamente cultural, que era un problema entre judíos y no judíos. Pero no, es más profundo de lo que pensamos, porque el comer para los judíos era algo sagrado, porque Dios mismo fue quien instituyo el menú que ellos debían de comer. Porque había alimentos puros y otros impuros. Pero después de la resurrección de Cristo y con la revelación que Dios le da a Pedro, cuando Dios le dice reafirmándolo en tres ocasiones: “No llames a algo impuro si Dios lo ha hecho limpio”. Esa prohibición de los alimentos había quedado anulada.
Entonces, ¿Por qué Pedro actuó hipócritamente? El versículo 12 nos responde: “Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión”. Pedro se separó de los hermanos gentiles, porque tenía miedo de esos judíos que afirman que los que no son judíos también tienen que ser circuncidados.
El apóstol Pablo se entera de que Pedro está siendo hipócrita, y es entonces que Pablo lo confronta cara a cara porque su actitud era de condenar. Pedro estaba actuando en contra de lo que Cristo les había enseñado: “No he venido a llamar a justos, sino a pecadores”. Y Pablo tuvo que reprenderlo porque la motivación de tras de todo esto fue pecaminosa: El temor llevó a Pedro a faltar a su integridad.
Y yo creo que nosotros no estamos muy lejos de esa realidad porque muchas veces el temor nos lleva a comprometer la integridad. Muchas veces por miedo de ser descubiertos en algo, preferimos la mentira que honrar la verdad. Y el temor llevó a Pedro a la desobediencia porque Pedro había sido instruido por Cristo, Dios también le había revelado por medio de la visión, sin embargo, Pedro prefirió desobedecer que seguir la verdad del evangelio.
Y de la misma manera sucede con nosotros, el temor nos impulsa a desobedecer a Dios. Y eso sucede muchas veces, aunque tu conozcas lo que Dios te ha dicho en Su palabra, pero terminas cediendo y haciendo lo contrario. El temor llevó a Pedro no solo a negar el evangelio, a faltar en su integridad, a desobedecerle a Dios, sino también a despreciar a sus hermanos los gentiles con lo que tenía una comunión.
Imagine por un momento que tenemos hermanos que no tiene “papeles”, que son indocumentados. Yo tengo comunión con ellos, yo tomo café con ellos, ceno con ellos, platico con ellos, me rio con ellos; Pero de repente viene a nuestra iglesia un grupo de hermanos que quieren unirse a Pan de Vida, son americanos, son ciudadanos; y de la noche a la mañana dejo de compartir con el grupo de hermanos indocumentados. ¿Qué pensarías tu?
Terrible que eso sucede no solo entre los lideres, sino que la iglesia actúe de esa manera, porque nosotros tenemos que ser una iglesia que no discrimine a las personas por su apariencia física, por su forma de hablar, ni mucho menos por su condición social. Y lo peor que produjo esta falta de integridad en Pedro fue que esa mala actitud estaba contagiando negativamente a otros. Leer Gálatas 2.13.
El mismo Bernabé que unos versículos a tras acompaño a Pablo en su viaje misionero; Ese es el mismo Bernabé que fue el canal para que los demás discípulos conocieran a Pablo, Bernabé el líder, Bernabé el hombre de Dios fue contagiado con la misma hipocresía.
Entonces ¿Cuál fue la reacción de Pablo? Leer Gálatas 2.14. En otras palabras, Pedro entendía el evangelio en su mente, pero comenzó a practicar una cosa contraria a la que decía creer.
Así que ahora, a través de este evento negativo en la vida del apóstol Pedro, nosotros podemos ir entendiendo que el evangelio de Cristo no solo debe ser creído sino vivido. No solo debemos profesarlo sino practicarlo. No solo se debe de entender sino ejercer. Y eso se llevará a la práctica cuando nosotros seamos:
(1) Congruentes con el evangelio que decimos seguir.
(2) Cuando nuestra integridad no sea afectada por factores externos.
(3) Cuando nuestra obediencia a Cristo y su palabra sea total.
(4) Cuando nuestro amor hacia nuestros hermanos sea sincero.
(5) Cuando nosotros entendemos que si nuestro estilo de vida no es congruente con el evangelio podemos ser piedra de tropiezo para otros.
¿Cuál es la clave para vencer el temor y no comprometer nuestro testimonio? “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor”. 1 Juan 4.18. O dicho de otra manera seria: “Con temor no hay amor, sino que el temor echa fuera el perfecto amor”. Déjeme se lo ilustro: Cuando Pedro sintió temor, dejo de amar a Cristo y lo negó en tres ocasiones;
Cuando Pedro sintió temor, olvido el objetivo principal del evangelio de Cristo enseñado por Cristo mismo; Cuando Pedro sintió temor, no amo a Dios porque desobedeció la revelación que Dios le había dado. Cuando Pedro sintió temor dejo de amar a sus hermanos los gentiles por miedo de los judíos. “Con temor no hay amor, sino que el temor echa fuera el perfecto amor”.
Entonces, para revertir esta terrible situación y vivir en armonía con el evangelio de Cristo yo tengo que:
Amar a Cristo con un amor total: Leer Juan 14.15
Para obedecer a Dios yo tengo que amar su palabra: Leer Salmos 119.97
Yo debo amar a mi prójimo. Leer Santiago 2.8-10.
Por lo tanto, el evangelio es una llamado a perdonar, es un llamado a vivir sin pleitos, iras, enojos, malas palabras, malas actitudes, malas acciones, vivir el evangelio es vivir como Cristo vivió. La pregunta entonces es: ¿Estas viviendo el Evangelio?



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